Sobre la profesionalidad y disfrute de la comida




Confucio solía decir que nadie debe comer sin habérselo ganado, la comida es algo que no deja indiferente a nadie. “Comer con desgana convierte el alimento en repulsivo manjar" sostenía Leonardo Da Vinci respecto al tema. Y es que la comida no solo nos nutre y nos protege contra las enfermedades, sino que también nos ayuda a sentirnos parte de una comunidad y a acercarnos más a los demás. A algunos incluso nos representa y a otros puede llegarles a enfermar. Sin embargo, siempre nos remite a nuestro pasado, a esos recuerdos más recientes o remotos.

En el mundo actual, la comida y los alimentos también son un asunto principal o parcial cuanto menos. La cultura contemporánea se llena de referencias: Ratatouille o El gusto es mío son ejemplos de cine y de televisión que nos hacen ver la presencia  fundamental de este concepto. Por no hablar de que en las situaciones sociales, las reuniones siempre se acompañan de algún alimento o bebida. Y aunque el ser humano presuma de ser la única especie racional sobre la faz de la tierra, lo cierto es que a veces parece que no lo sea: come cuando no tiene hambre, no come cuando la tiene, come en exceso, come aunque lo que coma le provoque la enfermedad o incluso la muerte, come para saciar su apetito creyendo que puede satisfacer con ello muchas carencias emocionales.

Por suerte para muchos alicantinos, el chef Ginés López -copropietario de la Cervecería Don Quijote- sí que es alguien racional, o por lo menos, es un buen cocinero. ¿Tosta de pan? ¿Solomillo casero en adobo? ¿Cebolla caramelizada? ¿Salsa Tártara con “extras” secretos? En efecto, estos son los ingredientes de “Paloma”, la tapa ganadora del concurso Tapeando por Alicante que ha organizado la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería.



Puede que la innovación en su modificada Salsa Tártara sea lo que le ha llevado a conseguir el premio la altura del propietario en cajas de quintos de cerveza, o puede que no; que sea la maravillosa combinación de los ingredientes o la textura de los mismos. No sé lo que será, pero lo cierto es que gracias a esta iniciativa se ha consumido el doble de quintos de lo habitual y los clientes han aumentado considerablemente. La profunda crisis es tan patente como el amor por la comida de muchas personas, pero 1,90€ resulta un precio más que razonable para una tapa y un quinto.

Comer resulta tan fruitivo y gratificante  como necesario. Cuidar nuestra alimentación no es solo un reto, es vida y es salud. Aprender los trucos básicos de una dieta equilibrada es fácil: entre 55-65% de las calorías totales a consumir deben ser hidratos de carbono, un 12-13% de proteínas y el restante 20-30%,  deben ser grasas.  La alta cocina no está a mano de todos, pero cocinar para uno mismo o para nuestra familia resulta tan sencillo como aprender algunas recetas y consultar la pirámide alimenticia de vez en cuando.

Eso sí, bien es cierto que la alta cocina es cuestión de expertos. Podemos aprender trucos o recetas selectas, pero el día que “enseñar” sea tan fácil como poner una cámara a grabar y hacer una cuenta en Youtube, perderemos el respeto por la profesionalidad de los oficios. De manera profesional, no todo está al alcance de todos, y el calor, el ambiente y la compañía que encontramos en lo bares no se encuentra en una casa. Siguiendo con las referencias a los años pasados y a los intelectuales, solo me queda añadir lo que ya decía El Gabinete Caligari en 2004 “¡Bares, qué lugares!”.

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